
"Una hora más en Canarias" no es una obra maestra, pero tampoco pretende serlo.
David Serrano teje una comedia de enredos con tintes surrealistas con el objetivo de entretener a los espectadores, como ya hizo de forma masiva con "El otro lado de la cama" (como guionista) o "Días de futbol". Objetivo nuevamente cumplido.
Pero esta vez más que nunca el director y guionista no da puntadas sin hilo y alardea de su buen hacer: una estética luminosa y colorista cuidada al detalle adorna un guión con ritmo trepidante que no da cabida al bostezo y con unos personajes muy bien definidos y llevados al extremo.
Cómodos en esos extremos y haciendo gala de un naturalismo difícil de lograr dadas las circunstancias, se encuentran todos los actores y actrices de la película, destacando, con permiso del resto, al argentino Eduardo Blanco, que demuestra una vez más su dominio de la comedia, y a Quim Gutierrez, el cual nos ofrece un registro hasta ahora desconocido y nos deja a todos encantados de conocer a su tremenda vis cómica.
Por otra parte, Serrano no despoja a los escasos números musicales de ese toque hortera que todo musical que se precie (excluyendo joyas del género como "Cabaret") debe poseer; de hecho, también lo lleva al extremo y convierte a "Una hora más en Canarias" en una película que, desde un profundo cariño y de forma muy acertada, parodia el género musical.

Angie Cepeda (Claudia en la película) junto a los bailarines.